jueves, 10 de mayo de 2012

“Chiapas despierta su anhelo por la libertad”.

“Chiapas despierta su anhelo por la libertad”

por Sergio Carlos Duarte Duarte.


 El primer acto público del Ejercito Zapatista, fue la ocupación de seis ciudades en Chiapas, entre las cuales San Cristóbal de las Casas fue la mayor. Con esto empezó lo que se llego a conocer como el levantamiento Zapatista. En estos primeros días, los rebeldes enmascarados, prácticamente todos indígenas, explicaban sus demandas: trabajo, tierra, techo, alimentación, salud, educación, independencia, libertad, democracia, justicia y paz. A su cabeza estaba la Comandancia General, compuesta por indígenas de la región, pero fue el vocero mestizo, el elocuente subcomandante Marcos, quien se convirtiera en el más conocido de los líderes.

Al momento de su aparición pública, el Ejercito Zapatista tenia presencia sobre todo en las Cañadas de la Selva Lacandona y las regiones adjuntas, pero sus bases de apoyo se extendían también a otras regiones. La mayoría de los integrantes del movimiento rebelde, tanto en la estructura militar como en su base civil eran (y son) indígenas, provenientes de las distintas etnias mayas presentes en Chiapas. Habían pasado por diez años de preparación en la clandestinidad, de entrenamiento y formación política. Si bien su existencia ya no era un secreto, el inicio de la guerra tomo México y al resto del mundo por sorpresa.

La respuesta del ejército mexicano al levantamiento fue rápida. A la llegada del ejercito, los rebeldes se replegaron en la Selva, pero en Ocosingo se dio un sangriento enfrentamiento donde perdieron la vida mas de cien rebeldes. La etapa de enfrentamiento militar del conflicto concluyo formalmente el 12 de enero cuando el entonces presidente mexicano Carlos Salinas de Gortari decreto un cese al fuego, en respuesta a las movilizaciones nacionales e internacionales. Desde entonces, se ha desarrollado en Chiapas lo que muchos observadores han calificado como una guerra de baja intensidad. Se dio una fuerte ocupación militar de la llamada zona de conflicto que comprende los municipios de Ocositingo, Altamirano y las Margaritas y de regiones adjuntas, que según estimaciones de organismos civiles, en su auge llego a sumar más de 60 000 militares. Hubo miles de desplazados, inicialmente sobre todo adversarios del Ejercito Zapatista de la zona de conflicto  y personas que temían quedarse atrapados entre dos fuegos, después también bases zapatistas huyendo de la ocupación militar. Han sido frecuentes las denuncias de violaciones de derechos humanos y de hostigamiento sufridas por los zapatistas, tanto de parte de los militares como de grupos paramilitares que se fueron formando con los años, después de 1994. Uno de los episodios mas dramáticos fue lo que se conoció como la masacre de Acteal, el 22 de diciembre de 1997, cuando un grupo de paramilitares asesino (prácticamente bajo los ojos de las fuerzas policiacas) a 45 personas, hombres, mujeres y niños, refugiadas en una ermita en Acteal.

El primer intento de dialogo entre las partes en conflicto ( el Ejercito Zapatista y el gobierno mexicano) se dio en la primavera de 1994, en el llamado ( Dialogo de la Catedral), pero no fue exitoso. El dialogo se reanudo en 1995, después de la formación de una comisión que representaba al gobierno federal, la COCOPA (Comisión por la Concordia y la Pacificación). Se acordaron platicas a través de varias mesas a llevarse a cabo en San Andres Larranaizar, empezando con la que trataba sobre derechos y cultura indígena. Dichas palabras concluyeron con la firma de los Acuerdos de San Andrés, en febrero de 1996. Tal firma levanto las esperanzas para una solución de conflicto. Sin embargo, cuando el gobierno mexicano se negó a aceptar una propuesta de reforma constitucional basada en los Acuerdos, el proceso de paz entro en una profunda crisis. Las relaciones sociales en Chiapas se descompusieron gravemente. Después del drama de Acteal a finales de 1997 los años que siguieron estuvieron marcados por represión hacia los zapatistas y un creciente antagonismo entre zapatistas y sus adversarios en el campo. Hubo una creciente actividad de grupos paramilitares, posiblemente apoyados por el ejército mexicano.

Entre las acciones iniciales mas impactantes que realizaron los zapatistas en Chiapas estuvieron las tomas de tierra. En los primeros días de enero de 1994 los zapatistas ocuparon una gran cantidad de predios privados, en su mayoría ranchos ganaderos o cafetaleros de propietarios ladinos. La mayoría de los zapatistas eran campesinos pobres, productores de maíz, café o ganado, pertenecientes a ejidos, comunidades  creadas a raíz del reparto agrario. En toda la parte oriental de Chiapas, los campesinos experimentaban una escasez de tierra debido al crecimiento poblacional combinado con el estancamiento de la redistribución de tierras. La mayoría de la población en esta región dependía de la tierra para su sobrevivencia, dado la falta de otras alternativas económicas.

En esta ya difícil situación, las reformas del presidente Salinas de Gortari a la legislación agraria mexicana, a principios de los noventa, habían suscitado gran preocupación ya que con ello se volvería prácticamente imposible que los campesinos jóvenes, hijos de los beneficiarios originales del reparto agrario,  pudieran acceder a un pedazo de tierra por la vía legal. La tomas venían a aliviar la escasez de tierra y sobre todo, eran una forma de proveer de tierra a los jóvenes.

La necesidad campesina de tierras y las reformas salinistas constituyen la justificación central del Ejercito Zapatista para las tomas. El Ejercito Zapatista explico su programa agrario en la Ley Revolucionaria Agraria, que fue publicada junto con varias leyes revolucionarias más y la primera  Declaración de la Selva Lacandona  en un documento llamado “El despertador Mexicano”. La ley proclama la necesidad de expropiaciones y denuncia las reformas a la legislación agraria. Empieza así:

“La lucha de los campesinos pobres en México sigue reclamando la tierra para los que la trabajan. Después de Emiliano Zapata y en contra de las reformas al artículo 27 de la Constitución Mexicana, el Ejercito Zapatista retoma la justa lucha del campo mexicano por tierra y libertad. Con el fin de normar el nuevo reparto agrario que la revolución trae a las tierras mexicanas se expide la siguiente LEY AGRARIA REVOLUCIONARIA.”

 

 

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