domingo, 13 de mayo de 2012

Cruces que nos cambian.

 

Cruces que nos cambian 

por Yohana Denisse Lara Álvarez

 

El vivir en una ciudad en la que fácilmente contamos con el acceso a la frontera con Estados Unidos, nos trae muchos beneficios en el aspecto material y un poco en lo económico, muchas personas cruzan a comprar su ropa, zapatos, a poner gasolina, comprar artículos para el hogar, partes para automóviles, en fin, muchísimas cosas más.

Pero lo interesante de todo esto, hablando de las personas que tienen la suerte de contar con una visa, ya que ah muchas personas se les niegan por distintas razones, y aunque algunas no tienen una explicación objetiva, pero bueno, siguiendo en el tema central de lo que me refiero con este título, es la forma en la cual las personas que cruzan a Estados Unidos ya sea en carro o caminando, cambian de manera notable su actitud y su manera de comportarse en aquel país, en gran comparación de cómo lo hacen aquí en Tijuana B.C. México.

Y todos los que cruzan o no pueden saber las razones, porque en Estados Unidos las normas y reglamento que tienen es efectivo, porque hacen cumplir sus reglas y les aplican una buena sanción, en la manera que más le duele a la gente, con una generosa cantidad de dinero, o ya si sea un delito más grave la cárcel.

Y es que desde las cosas que nos parecen más insignificantes que podríamos hacer aquí en nuestra ciudad sin ningún problema y sin miedo a que alguna autoridad llegue a sancionarnos, halla esos actos insignificantes tienen gran importancia. Desde cruzarse una calle por donde no se debe, atravesándose entre los carros, al pasarse un semáforo, al tirar basura, si se hace una fiesta a cierta hora ya no puede  haber sonido porque si no llega la policía a parar la fiesta y a llevarse inmediatamente a menores que estén consumiendo bebidas alcohólicas, tampoco es posible cruzar si las luces de tu carro no sirven, si no tienes placas vigentes, o un seguro de auto. Para ellos todo debe estar en tiempo vigente y con información real del conductor, y así debería ser aquí.

Cuando un automovilista ya cruza la línea, cuida mucho mas el aspecto en como conduce, sin faltar a ninguna señal de transito, y nunca olvida ponerse el cinturón de seguridad. Pero en cuanto viene de regreso parece que ya está pensando relajado en que llegando a México todo volverá a su normal comodidad. Y así es, me ah tocado verlo, en cuanto las llantas del automovilista regresan a su querido México, hasta aceleran la velocidad de la emoción, se quitan el cinturón para manejar más cómodamente, van rebasando se unos carros con otros, y el que no se quite se le echa encima, bajando la ventana y gritando cosas, el que traiga un chicle o alguna basura en su auto, le puede valer y aventarlo por la ventana en plena vía rápida, algo que nunca se hubieran atrevido a hacer en el lado de Estados Unidos. Ojala se aplicaran al menos algunas de las sanciones que hay halla, al menos así aquí podríamos manejar todos más relajados sin estarnos cuidando unos de otros.

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