¿Darías vida por defender la profesión?
por Adilene Lucero Heredia Garibay.
Recuerdo que cuando era niña mi madre siempre me decía “vas a terminar muerta por hocicona” con eso no se refería a que ella me mataría con contestarle sus regaños sino a las ocasiones en que los maestros e incluso el director de la escuela primaria a la que acudía la mandaban llamar porque yo no quería acatar las órdenes que consideraba ridículas o me quejaba de la manera en que me trataban algunos maestros autoritarios, que buscaban obediencia con gritos e incluso golpes, cuando fui creciendo esta actitud no cambió por el contrario se fue acrecentando incluso dentro del núcleo familiar pues no estaña de acuerdo con respetar a un adulto (mis tías, primas y abuela) solo por el hecho de ser mayores que yo siempre les respondía ¿quieres respeto?, dámelo a mi también o aguanta que te trate como tú me tratas a mí. En la actualidad esta actitud no ha cambiado simplemente he tratado de modificarla dependiendo el contexto en el que me desenvuelva, lo que me hace preocuparme pues en mi afán por defender mis pensamientos en ocasiones me violento, desobedezco e incluso afecto mi salud, llevando esto al campo de lo profesional siento que mi madre tenía razón en lo que me decía de pequeña tal vez no era la manera pero así manifestaba su preocupación. Con los hechos actuales de violencia contra reporteros, periodistas y fotógrafos en nuestro país recuerdo las palabras de mi madre cada que leo una nota de n crimen de este tipo y siento que ellos eran personas como yo que defendían sus puntos de vista, investigaban y utilizaban su derecho a estar informados e informar a la sociedad sobre temas que consideraban importantes y que a su vez incomodaba a ciertas personas con poder ya sea político, económico o religioso. Lo anterior me lleva a preguntarme si, ¿en realidad estoy dispuesta a dar mi vida por defender mis ideales?, cada vez que me encuentro con una nota que narra un crimen contra periodistas me pregunto lo mismo, realmente no he encontrado una respuesta pues amo defender mis opiniones e investigar más cada día para poder justificarlas, pero, en realidad vivimos en un país en el que utilizar la libertad de expresión para dar a conocer noticias o imágenes que a personas con poder les molestaría que salieran a la luz es bastante peligroso. Según la Comisión Nacional de los Derechos Humanos (CNDH), la cifra de comunicadores ejecutados en el país de año 2000 a la fecha es de 74, la mayoría de ellos entre 2005 y 2011, sin embargo existen organizaciones como La Fundación para la Libertad de Expresión que calcula luna cifra de 83, mientras que Reporteros sin Fronteras reporta 80 comunicadores asesinados en el ejercicio de su labor en ese periodo. Lo delicado de las cifras anteriores no es la diferencia que se maneja entre ellas, sino, le hecho de que estos crímenes no están recibiendo ninguna solución, simplemente quedan impunes pues las autoridades le restan importancia, simplemente esta falta de atención a los delitos contra periodistas le dan la razón a Jesús Peña, de la Oficina del Alto Comisionado de Naciones Unidas para los Derechos Humanos en México quien dice que “lo peor de los ataques contra la prensa es la impunidad que los rodea” dejando claro que a México le hace falta adoptar medidas que defiendan el trabajo periodístico y la libertad de expresión antes que los intereses personales de unos cuantos, para así poder lograr que el trabajo periodístico se respete siempre y cuando este no cometa delitos en su intento de buscar la verdad.
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