Narcocorridos y comunicación.

Narcocorridos y comunicación

por Viviana González Gómez.

 

Ésta voz, ¿tiene un lugar para expresarse?

En las siguientes líneas, una problemática que pone a temblar a los códigos de ética y a los respectivos medios de comunicación como representantes de la sociedad. La narcocultura a través de los estudios socioculturales conferencia impartida por el Dr. José Manuel Valenzuela Arce el jueves 19 de Abril del presente año, me llevó a reflexionar respecto a las cuestiones implícitas en la prohibición del narcocorrido en los medios de comunicación: la doble moral del Estado en el marco de la legalidad y la delicada situación de la socialización. 

 

El Dr. Valenzuela, hace una propuesta teórica que libera a la narcocultura de la tradicional estigmatización puesto que invita a su comprensión en el contexto histórico, social y político de México y a través de una visión de la cultura amplia y antidogmática.

La definición de cultura que procura el Dr. Valenzuela “conjunto de procesos y dispositivos que construyen sentidos y significados del mundo” reconsidera las formas de expresión que se ven marginadas, alejándose así de la “alta cultura” es decir, de una concepción elitista.

 

En este sentido, los narcocorridos emergen como una expresión cultural que resignifica las condiciones sociales a lo largo del tiempo pues, como explicó el Dr. Valenzuela, tiene sus orígenes en los corridos que se cantaban en la revolución mexicana. La música como herramienta de la oralidad, materializa las experiencias de las sociedades y genera procesos intersubjetivos de comunicación.

 

Las historias de los héroes del pueblo -héroes sociales, como los llama Valenzuela-, forman parte de la memoria y de las construcciones culturales de México. Sin embargo, también es cierto que los corridos han cambiado sincrónicamente con las necesidades y representaciones de las sociedades. La justificación del revolucionario o del asesino vengativo ya es muy diferente a la del manguera o la del narcotraficante puesto que los narcocorridos hacen apología a la violencia y al crimen así como a la vida corta del todo o nada, 

La prohibición del narcocorrido emerge de instituciones gubernamentales cuya doble moral sataniza por un lado lo que emerge de la violencia estructural (condiciones de vida que el Estado favorece y mantiene) y por otra parte mantiene la impunidad y la corrupción en la relación narcotraficantes y gobierno.   

 

Dadas estas complejas y hasta ambigüas condiciones, el Dr. Valenzuela menciona que prohibir los narcocorridos no va a cambiar la situación de México. Se puede estar de acuerdo o no con estas concepciones, lo cierto es que la responsabilidad de los medios  frente a ello, es considerar un código ético que considere las implicaciones de lo que se aprende con los medios de comunicación y de los valores que se quieren fomentar en un país con déficit de sensibilidad y comprensión humana.

 

Las 60 mil muertes que dejó la guerra contra el narcotráfico, las profundas desigualdades sociales, la falta de credibilidad en las autoridades, entre otros factores no justifican, para mí, elegir un estilo de vida en el que uno se alimenta de las muertes de otros, pero eso es mí ética basado en lo que yo he vivido. Sin embargo, lo otro también existe y es diferente y no es menos humano. Tiene otra biografía y lamentablemente una concepción de la vida quizás hasta insignificante.

 

La música es un reflejo de lo humano y por lo tanto cargado de valores y antivalores, de humanismo y salvajismo (aunque a veces la línea entre ellos no sea tan clara). Existen otros contenidos que pueden violentarnos, otras expresiones con las que no estaremos de acuerdo, otras más con las que nos sentiremos identificados. 

A pesar de que esta expresión musical no se encuentre prohibida en todo el país es hoy en día un reto que se presenta frente a los medios de comunicación que, muy de la mano con el marco jurídico, determinarán en última instancia si estas voces tienen lugar o no en el espacio de las expresiones mediáticas. Aquí la invitación a modo de reflexión.