miércoles, 9 de mayo de 2012

Tercera edad: Los excluidos de la sociedad.

 

“Tercera edad: Los excluidos de la sociedad”

por Sergio Duarte Duarte.

 

Actualmente, la población mundial se encuentra en proceso de envejecimiento. Esto quiere decir que la población mayor de setenta años aumenta; se calcula que para el año 2025 representara el 14% de la población mundial. Este fenómeno trae consecuencias que afectan profundamente a los Estados y al resto de sus sociedades. Al modificarse el esquema de la población, cambian las necesidades y surgen nuevos problemas.

El sector poblacional de la tercera edad es, con mucha frecuencia, victima de discriminación en todos los terrenos, misma que se hace grave ante la situación de vulnerabilidad del grupo. Muchos ancianos y ancianas subsisten en una situación económica complicada, pues las pensiones de jubilación que reciben son insuficientes para darles un buen nivel de vida. Además, se les niegan servicios de salud, en el sector laboral les ponen trabas y pretextos absurdos  y, si acaso lo obtienen, se les brinda una remuneración desigual provocándoles la abstención de ascender.

A los ancianos una vez que se les niega los medios o herramientas económicos para que puedan vivir de una manera digna, deben de acudir con sus familiares en busca de apoyo. Es muy frecuente que el resto de las familias puedan sobrellevar el peso de una boca más que alimentar y terminan ellos mismos recluyéndose, en veces contra su voluntad, a los ancianos en asilos e instituciones  donde deben de pasar el resto de sus vida, lejos de sus familiares y amistades e incapacitados por la fuerza de realizar labores útiles y satisfactorios.

La pobreza es en elemento decisivo para determinar el destino de las personas de la tercera edad. Como millones de seres humanos en el planeta, los condena a situaciones degradantes e injustas. Sin embargo, la pobreza no es el único factor que influye. Existe también un prejuicio profundamente arraigado en diversas sociedades, que lleva a ver a los ancianos como personas incapaces de valerse por si mismas; gente que ha agotado su ciclo de vida laboral y no es ni siquiera de dar un aporte económico en el hogar.

Desde luego, se trata de un prejuicio totalmente  injustificado. Gracias a los avances en la medicina que se han obtenido, la esperanza de vida de las personas ha aumentado considerablemente, por lo cual las personas mayores de sesenta años son, en muchos casos,  perfectamente capaces de seguir trabajando y valerse por si mismos. En otros casos, la vejez y las enfermedades que la acompañan minan su capacidad, lo cual, definitivamente, no es razón para considerarlos al aislamiento.

La problemática de la tercera edad se ha visto agravándose con el paso del tiempo. Cada vez mas personas entraran en este rango de edad, y desearan seguir llevando una vida digna y productiva. Es importante que la sociedad en común junto con el gobierno crean un marco legal  y en cuanto la sociedad que se implementen talleres o cursos del trato y cuidado de ellos, suena un poco despectivo como si fueran animales pero para que nos engañamos lo que mas necesitan los adultos mayores es atención, cariño por parte de semejantes sobre todo de sus familiares y calidez humana. Desde luego no terminamos ahí los instrumentos jurídicos serán insuficientes si no se difunde una cultura de respeto a los derechos de las personas de la tercera edad.

La situación actual data niveles preocupantes, no solo en el entorno social en muchos aspectos tales como el demográfico, económico, político y demás. Esta temática es fundamental para redefinir el papel institucional familiar que se tiene con respecto a esta sociedad. En diversos estudios sobre la situación social del anciano en México se perciben dos puntos de vista, por una parte, se considera que esta población es dependiente fisiológica, económica y emocionalmente. Muchas veces se piensa y se dice que son una “carga”, inclusive es triste pero cierto ellos mismos se catalogan como un “estorbo”. Mientras que, por otro lado, se plantea su participación social y económica, como un recurso de la sociedad que en muchos casos no es valorado y si sobre utilizado.   

Dichos argumentos son comprensibles y en cierta medida reales. Algunos rasgos y evidencias sobre esta población permiten entender tales posturas y ubicar la situación social de la vejez. Por ejemplo, es conocido que entre la gente con sesenta años y mas predominan las mujeres. Los hombres, en su mayoría, se encuentra unidos, mientras las mujeres en una proporción similar pueden estar unidas o ser viudas. En general la población envejecida se caracteriza por una baja tasa de escolaridad y cerca de una tercera parte no sabe leer ni escribir. Pero las diferencias al respecto entre sexos coloca en desventaja a la población femenina.. Las necesidades que implica la vejez al parecer quedan expuestas y desprotegidas ante algunas características de la misma población. Pero esa situación  es producto del desenvolvimiento histórico de la sociedad mexicana y del deterioro de las condiciones económicas que enfrenta la sociedad.

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