martes, 1 de mayo de 2012

Un grito desesperado.

 

Un grito desesperado

por Cinthya Itzel González Robles.

Uno de los temas que se ha debatido y ha tenido grandes criticas en el aspecto ético y moral a lo largo de la historia es sin duda el tema del aborto, ya que en este tema se combinan tanto la ideología como la religión, en las cuales se fundamentan los valores que deben ser aplicados en un marco social, y aunque muchas mujeres no sigan con estas normas morales, cada una tiene un motivo distinto para tomar una decisión tan difícil como la de exponer su propia vida y abortar a un inocente.

Cuando una mujer toma la decisión de abortar a su hijo simplemente porque no estaba en sus planes, no se cuido, por no arruinar su figura o miedo al ¿qué dirán?, el valor que la mayoría de la sociedad le otorga a dicha acción es de repulsión, inclusive se llega a considerar a la persona (médico- paciente) que lo práctica como asesina. En cambio, si el aborto fuera por razones “justificadas” como una violación, riesgo de la vida de la madre o del hijo, pocos recursos para su manutención, etc., el valor de la acción sería diferente a pesar de que se comete la misma acción: matar a un inocente, y comienza a existir entendimiento y tolerancia por parte de la sociedad de tal forma que la mujer ya no es juzgada sino comprendida.

Por otra parte, este tema jamás será entendido a favor o en contra, porque estamos en un mundo donde existen diversas ideologías, mientras unos defienden una moral religiosa en la cual se alega que el practicar el aborto es atentar contra una vida inocente, otros defienden su ideología, en el sentido de que, estas mujeres tienen más responsabilidad al tomar esta decisión por el hecho de que están consientes de que no podrán hacerse cargo de una vida, en comparación de aquellas otras que tienen a un hijo y lo abandonan dejándolo a su suerte.

De igual forma, me parece importante mencionar que el hecho de que algunos no estén de acuerdo con la práctica del aborto deben apoyar para que este se legalice en todo el país, pues el manejo que se le ha dado a la legalización del aborto no solo ha ocasionado que muchas mujeres lleguen a lugares clandestinos donde muchas veces no se tiene una higiene adecuada o los médicos no están preparados para realizar este tipo de trabajos en los que exponen a sus pacientes a grandes riesgos, sino que también se le ha limitado a la mujer uno de los principios éticos más importantes… la LIBERTAD de decidir, opinar y actuar.

De antemano, cabe aclarar que yo no estoy a favor del aborto, pues considero que cada persona debe hacerse responsable de sus actos en el caso de que haya sido por un descuido, y en dado caso que haya sido por una violación tampoco estoy a favor porque al final de cuentas es una vida, un inocente que no tiene la capacidad de defenderse ante este acto tan cruel, no tiene voz porque nadie lo escucha, grita en silencio y desea conocer al mundo y a su mamá.

La madre por su parte también sufre, tiene remordimientos de conciencia, grita de dolor, queda dañada psicológicamente y aún así decide deshacerse de su bebé, ¿Por qué no tenerlo? ¿Por qué preferir sufrir? ¿Acaso no escuchan el grito desesperado que viene desde su interior? Tal vez si lo escuche, pero solo ella puede decidir, lo que considera que es mejor para ambos.

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