Todos merecemos respeto.

Todos merecemos respeto

por Cinthya Itzel González Robles.

Recuerdo que en una ocasión, cuando tenía como 13 años caminaba tranquilamente por una plaza de rosarito con mi familia, cuando de pronto vienen caminando en dirección contraria a mí una pareja de hombres homosexuales tomados de la mano, al ver esto no pude evitar voltear disimuladamente después de que estos pasaron junto a mí, lo primero que pensé fue: Por Dios están en un lugar público donde hay familias, ¿a caso no les importa que la gente los mire? La imagen de estas dos personas tomadas de la mano, estuvo presente en mi cabeza por dos días, después comprendí que la reacción y el pensamiento que tenía en ese momento fue por la ideología, normas, valores y costumbres que tenía inculcados desde mi casa, normas que por lo regular son establecidas por la misma sociedad para tratar de crear un mundo “moral” rechazando aquello que la sociedad considera como “malo” y aceptando la relación de un hombre con una mujer como aquello que es “bueno”.

¿Pero de donde viene esta ideología y estas normas que me impidieron entender y aceptar en ese momento a estas personas homosexuales?, comenzare por decir que mi familia es sumamente religiosa “Cristiana” para ser exactos, y como se sabe las personas conservadoras son muy dadas a rechazar este tipo de actos que van en contra de su moral religiosa, ya que la biblia dice que se creó un hombre y una mujer con el único fin de procrear, y es por eso, que las personas conservadoras tienen la idea de que los homosexuales no cumplen con este propósito, ya que están rompiendo las reglas al momento en que estos realizan actos sexuales por el simple hecho de sentir placer, y debido a esto, la gente religiosa piensa que la homosexualidad es considerada como pecado y que va en contra la naturaleza.

Por otra parte, es importante mencionar que fue la primera vez que vi a una pareja gay caminar tomados de la mano en una plaza, ya que anteriormente no era muy común ver a estas personas mostrando su amor ante un espacio público, quizá esta situación fue la que se salió de las costumbres y normas que yo tenía inculcadas por mis padres y fue otra de las causas que me hizo reaccionar de tal forma. Hoy en día estas personas se muestran abiertamente ante la sociedad para de esta forma, comenzar a ser reconocidos dentro de la misma, y que estos dejen de ser excluidos por aquellos que tienden a discriminar, humillar, insultar y agredir a las personas homosexuales y que muchas veces no se dan cuenta de que estas personas son más felices que uno mismo y aún mejor no le hacen daño a nadie, al contrario, ellos son los que sufren los ataques por parte de la gente que defiende una moral que realmente no tienen, puesto que no son tolerantes a estas personas homosexuales y los insultan, los matan, entre otras cosas, entonces ¿en dónde queda la moral de la que tanto se cuida y presume en la sociedad?

Los homosexuales, al igual que nosotros tienen la libertad de escoger que es lo que los hace felices y que es lo que para ellos consideran como un valor moral bueno o malo, ellos deciden lo que quieren ser estando consientes de que serán responsables de cada uno de sus actos, y nosotros como sociedad debemos ser tolerantes y respetar a estas personas independientemente de si estamos de acuerdo o no con la homosexualidad, existen muchas personas que se aceptan como son y tienen gran éxito en su profesión, y hay otros que sienten tanto la presión de la sociedad que simplemente se esconden y ocultan lo que realmente los hace felices.

Ahora que he crecido y tengo mi propio juicio, se que al ver a una pareja gay o lésbica mi reacción no será voltear a tal grado de tener que persignarme, si no que comprendí que estas personas son iguales a mí, simplemente tienen gustos distintos a los míos y tengo que respetarlos al igual que el resto de la sociedad, debemos ser tolerantes para evitar caer en la discriminación y aprender que cada uno tiene su propia ética y valor moral para decidir qué es lo “bueno” y “malo” para sí mismo, siempre y cuando no afecte a otra persona.