domingo, 13 de mayo de 2012

“Súbale con confianza que si hemos de caber en los camiones también en le infierno” .

 

“Súbale con confianza que si hemos de caber en los camiones también en le infierno”

por Dennisse González.

El día caluroso, un niño llorando, risas uno que otro dormido, así  son los camiones en Tijuana. El  chofer parece que lo persigue el tiempo y a el otro  va a paso de hormiga, se sube una señora con varias bolsas, hombres muy cómodos en los asientos haciéndose los dormidos, todo sea por no darle el asiento a la señora, el camión sigue lento y se llena hasta que te toca sentarte al lado del chofer pasándole el cambio.

               De un momento a otro comienzas a escuchar una guitarra y una voz poco agradable ¡ya se subieron a cantar exclama uno que otro!  El hombre sigue cantando, pero con el botecito a un lado ya sabes a lo que viene, después de unas tres canciones poco melodiosas sigue, el discurso… no tiene trabajo y quiere ganarse la vida de una forma decente o viene de un centro de rehabilitación y está reformando su vida, va por el buen camino y decide ayudar al lugar en el que está ahora  pidiendo una “monedita”, la otra historia es que tiene a un familiar enfermo o bien  hay unos que solo piden su cooperación sin justificación alguna.

              No niego que puedan existir personas que en verdad lo hacen por necesidad pero, otras lucran con el dolor ajeno, como ese día que el hombre de la guitarra iba acompañado de su hija mostrando las heridas en los brazos de la pequeña para que a los espectadores les diera un poco de lastima y decidieran cooperar un poco más, y así pasó entre toda la gente hasta casi llenar su botecito y bajarse no sin antes darles las bendición a todos los que ayudaron y a los que no dieron su monedita no les desea nada malo, solo que nunca les pase lo mismo.

Ahora se sube una señora de la tercera edad y de nuevo ningún caballero, joven o dama se levanta, será ética o moral lo que se deje entre dicho pero, ir sentado es muy cómodo al parecer. Por atrás se escucha alguien que grita; ¡bajan! Y el chofer con su música a todo volumen se va de paso, comienzan a gritar varios el ¡bajan!     

             Y a golpear la puerta, entonces se detiene el camión ya varias cuadras después, y es que a el chofer, le importa poco si el joven que tocaba el timbre y gritaba una y otra vez bajan, llega tarde hoy a su trabajo, entre insultos abre las puertas del camión  y por fin se baja. 

Y es que, en los camiones de nuestra querida ciudad la ética es escasa, ya que a el chofer solo le importa ir más rápido que el otro camión y llenarlo hasta que no quede ni un solo espacio, los que van sentados quieren seguir así hasta el final de su recorrido y los vendedores ambulantes junto con los cantantes solo quieren una “monedita”.

 

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Información de la clase de ética de la comunicacion y los medios.

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